Soy caballero! Ahora puedo defender el castillo
Author: Hakael
Ya habian pasado más de un año desde que sali de Gyran para llevar a cabo la mision que me habia sido encomendada. Aun recuerdo al pobre Taurin atendiendo a 30 viajeros a la vez, ya extraño acariciar el marmol de las estatuas de los heroes, y beber hidromiel con los enanos en su casa de clan.
El honor que traeria a mi familia y mi lealtad hacia mi lider de clan, el rey de Gyran
. Me fui esperando no volver a pisar sus blancos adoquines otra vez, rezar bajo la cúpula de cristal de la catedral en frente del la estatua, acariciar el marfil en los muros del castillo. Dejé todo atrás por una mision.
Mi meta estaba muy clara, anhelaba a toda cosa convertirme en caballero para defender el castillo (como Tristan) a la orden del rey, mi lider, Su majestad Hadyl50n.
Honraría el deseo de mi padre, serviría a mi pueblo, y ni el mas fiero de los dragones y ni el lag más poderoso de todos lograria impedirlo. Un año habían pasado y ahora volvía triunfante.
Otra vez ante mis ojos la ciudad amada, enanos forgando espadas, sus hermanos vendiendolas, escuchar a los viajeros ofreciendo sus negocios:
-Compro Armadura Doom En veinte millones de monedas
-Compro escudo de la santa magdalena edicion platinada, nunca sacada del empaque,200 mil
-Cambio Caballo joven y fuerte, por silla de ruedas.
-Ahh extrañaba ese caos de las tardes.
Podia ver las torres fortificadas, y los elfos cantando canciones emo-cionantes de sus aventuras.
A lo lejos el castillo. Había superado todas las pruebas. ¡Por fin sería Caballero! Mi emocion apenas si me dejaba respirar mientras me dirigia al puente elevadizo. El guardia bloqueando la entrada ya no representaría un obstáculo entre mi sueño y yo.
— Saludos hermanos mío —le dije—. He venido a postrarme ante su soberano. Tengo aquí-
— Ya dimos limosna —interrumpió fríamente el guardián—. Vuelva otro día por favor.
— Uhm… Disculpe mi impetu y permítame explicarle. Tengo aquí conmigo los objetos que mandó conseguir Vuestra Majestad para conceder una entrevista personal. Si no es molestia quisiera entrar y entregárselos.
— Ya dimos DIJE.
En ningún momento me miró a los ojos. Parecía estar más ocupado limpiando la mugre de sus uñas con sus dientes.
— No soy un mendigo.
— Luce como tal.
— Si mi apariencia no es la mejor se debe a que pasé los últimos 12 meses atravesando pantanos, matando monstruos y recuperando artefactos solo para poder entrevistarme con tu rey.
— No lo se, ¿Qué pruebas tengo de que dice la verdad?
— ¡Los artefactos que llevo conmigo!
— Podrían ser falsos.
— ¿Dónde se consigue una imitación de un corazón de dragón nivel 55?
— No lo se.
— En ningún lugar, por supuesto.
— Como lo sabe. ¿Recorrió todos los mercados del reino acaso?
— No.
— Entonces quizás deba informarse un poco antes de venir a manchar el palacio con su ignorancia. Vuelva otro día por favor.
— Estoy perdiendo la paciencia. No recorrí el mundo por tanto tiempo para que un intento de guardia me bloqueé el paso.
— No le permito tal lenguaje. Usted debe respetar mi autoridad —dijo mientras escupía un pedazo de uña.
— ¡Esto es increíble! —exclamé —. ¿Cómo pretende que respete su autoridad si claramente se está aferrando a su majaderia para no dejarme pasar? Además, ni siquiera luce como un guardia. Su espada es de madera y su armadura de papel mache atado con cuerda.
— Mi equipamiento tiene su razón de ser. Usted no entendería los reveces del arte de la guerra ni aunque se lo explicase un General de la milicia.
— ¡Mi padre era General de la milicia!
— ¿Ya no lo es más?
— No. Murió defendiendo a su reino en la batalla contra el clan Ultraeia.
— Entonces tan bueno no era. Es de esperarse lo mismo de usted.
— Insulta mi honor y mi inteligencia con cada una de sus blasfemias. Hágase a un lado antes de que decida partirlo al medio con mi espada que, por cierto, es de acero real y no de madera.
— Hey hey tranquilícese. Nadie quiere un derramamiento de sangre innecesario. Déjeme consultar su situación con mi superior para ver si… puedo hacerlo pasar o… ayudarlo de alguna manera.
— Está bien, pero apresúrese.
El guardia entró al palacio por una puerta de servicio. A los quince minutos volvió a salir, subiéndose la cremallera del pantalón con una expresión de alivio en el rostro.
— ¿Y bien?
— ¿Y bien qué?
— ¿Habló con su superior?
El hombre me miró con extrañeza, como si no supiera de que le estaba hablando. Luego su expresion cambio y respondió.
— Uhm... Dijo que no.
— ¿Qué no puedo pasar o que no puede ayudarme?
— Uhm… ¿las dos cosas?
— Mire amigo, no lo tome a mal pero tengo trabajo que hacer. Vuelva otro día por favor.
Y dicho esto extrajo una revista arrugada de debajo de su peto de cartón y comenzó a leerla y reír alborotadamente.
— ¿Puedo hablar con su superior?
— Ahora mismo no se encuentra disponible. Anoche fue la despedida de soltero de su sobrino y bebió demasiado. Lo tuvimos que traer entre tres hombres, con una carretilla.
— Que encantador.
— No lo crea. Fue bastante desagradable. Eso pasa porque intenta seguirnos el ritmo, pero nosotros bebemos mucho más, tenemos más sexo, matamos más gente. El simplemente está demasiado viejo. Le dijimos pero no quiere entender. En mi opinión, el sargento es un gordo idiota, inepto, impotente y con baja tolerancia alcohólica. También escuché que lo engaña su mujer, conmigo.
— ¿Va a dejarme pasar? Tengo los objetos. Mírelos.
— Pero esos objetos no sirven de nada.
— ¿Perdón?
— El cuerno de unicornio molido era para combatir la impotencia del príncipe, pero ya no lo necesita porque encontró un afrodisíaco natural.
— ¿De qué se trata?
— Juguetes para niños. Ahora es "pediatra"
— ¿Y qué con la Biblia de los Tremere? Tuve que adentrarme en una cueva más de un mes hasta encontrar su ciudadela.
— Oh, encontraron una copia en la mesa de luz del rey… Debajo de… La usaba para nivelar la mesita.
— ¿Y las ciento cincuenta y un lenguas de hidra? No paraba de generar cabezas
— Eso en realidad no era una petición del rey. Los muchachos y yo la agregamos a la lista porque hicimos una apuesta. Ellos decían que una hidra muere al perder ciento cincuenta cabezas mientras que yo decía que no moría hasta la número ciento cincuenta y uno. ¡Gracias a usted gané dos piezas de oro!
— ¿Entonces todo lo que hice fue en vano? ¿Por qué no enviaron a alguien a avisarme que no necesitaban toda esta basura?
— Lo enviaron a los dos días de su partida, pero me perd- erhm, se perdió.
— ¿Por qué no enviaron a otro mensajero?
— Oh, bueno, es una historia graciosa. Lo dieron por muerto.
— ¡¿Cuándo?!
— Al mes que partió. El rey es muy impaciente, y ya no necesitaba los objetos, y bueno, ya sabe, se entretuvo invadiendo las otras cuidades y se olvidó de todo el asunto.
— Esto es terrible. No se qué decir… Creo que solo volveré a mi casa y ordenaré mis ideas… Todo lo que he escuchado es deprimente.
— No se aflija, no todas son malas noticias. Por ejemplo, su familia fue recientemente canonizada.
— Mi familia no está muerta.
El hombre me miró con severidad. Con voz solemne dijo
— Ehmm, ahora lo están.
— ¡¿Qué?!
— Murieron en año nuevo, durante la invasión de ratas rabiosas.
— ¡Dios mío, qué espantoso! ¿Qué demonios estaban haciendo los guardias?
— Era la despedida de soltero del cuñado del sargento. Estábamos todos muy ebrios… Si le hace sentir mejor, el festejado murió también… de once estocadas en el pecho. Maldición, juraría que esa espada era de madera.
— Es demasiado. Me voy. Necesito llorar por mis desgracias. ¿Creé que pueda hablar con el rey en la semana?
— No lo se, yo-
Su respuesta se vio interrumpida por la irrupción de un sujeto de horrible apariencia. Dos mujerzuelas bajo sus brazos.
— Hey Marcus, ¿como va todo? —canturreó el sujeto con voz alegre— ¿Algún problema si paso?
— Claro que no Alex, entra. Dile a los chicos que yo ya voy.
— Je je iré preparando el “agua bendita” —dijo mientras cerraba la puerta tras él. Hizo el gesto de comillas y todo
— ¡¿Cómo permites que un hombre tan impuro y lleno de vicios entre al palacio?!
— ¡Oye, más respeto con el obispo Alexander!
Aún las palabras de Marcus el guardia de papel, hacian resonancia en mi cabeza, "vuelva otro dia". Talvez de esto se trate la vida, de aprender. La verdad no me gustaria estar en los Zapatos de su majestad Sir Hadyl50n, debe ser terrible tratar de gobernar un lugar tan enfermo.
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Proximente, Hadyl50n, un hombre que queria ser rey


"-Cambio Caballo joven y fuerte, por silla de ruedas."
que buena estuvo esa XD
So I quite simply point out you actually establish a few excellent points and I will submit a variety of thoughts to add to soon
thanxx
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